top of page
  • Foto del escritorDe libro en libro

El juego secreto de "Tu sueño imperios han sido": una conversación con Álvaro Enrigue


Tu sueño imperios han sido no es una novela histórica.


Eso afirma su autor, Álvaro Enrigue (México, 1969), quien estará de visita en Puerto Rico para presentar en la Fundación Luis Muñoz Marín su libro más reciente, el próximo sábado, 25 de febrero; aunque también aclara que, parafraseando al general Emiliano Zapata: “Los libros son de quienes los trabajan”.


De libro en libro tuvo la oportunidad de tener con él una conversación en la que, a pesar de estar centrada en el libro, hablamos desde su amor por el beisbol y los ya difuntos Cafeteros de Córdoba hasta el poder psicodélico del chile.


La protagonista de la novela es la ciudad de Tenochtitlan en la llegada del caxtilteca Hernán Cortés durante el imperio de Moctezuma. Sin embargo, no es la novela sobre la Conquista a la que estamos habituados. En el libro se muestra un encuentro mediado por traductores, pero definido por las mujeres de los márgenes. Según Enrigue, su interés siempre han sido “las formas torcidas en que el poder se impone sobre los grupos y los ciudadanos y las vidas”.


No se idealiza a ninguna de las figuras. Moctezuma está en el ocaso de la vida: a sus cincuenta y pico de años sufre una depresión que lo tiene prácticamente postrado en una cama, lo que tiene preocupados a sus allegados, entre los que se encuentra Atotoxtli, su hermana y esposa. Cortés, por supuesto, es el conquistador que viene a imponer su cultura, pero que también se reconoce a sí mismo y no quiere que los mexicas se den cuenta de que es un “chanta hijo de puta”.


A pesar de la rigurosidad histórica con la que se documentó el autor —que da cursos sobre El Quijote y Sor Juana Inés de la Cruz en Nueva York— este deja meridianamente claro que las influencias en Tu sueño imperios han sido superan lo histórico y lo que habitualmente adjudica la crítica. Atraviesa lo borgiano y lo cortazariano, sí, pero recalca que este es un libro tremendamente influenciado por la cultura del cómic: “Por supuesto que los libros vienen de los libros y por supuesto que escribimos montados en los hombros de gigantes. Todo eso es estrictamente cierto; pero también es cierto que una novela se escribe con lo que deseamos, con lo que nos divierte, con lo que nos hace reír”.


Es evidente que Enrigue se divirtió escribiendo este libro. Cuando habla con nosotras lo hace riéndose todo el tiempo. Nos confiesa que sus novelas siempre tienen un juego secreto. Como lectoras, participamos de ese juego preguntándonos hasta el final cuál será la leyenda de la hormiga y bailamos con Moctezuma y Cortés en su encuentro psicodélico que trasciende el laberinto en el que nos encontramos junto con Malinalli, también nombrada como Malintzin. Enrigue reivindica a Malintzin como uno de esos personajes femeninos marginales, pero fundamentales; vilipendiados, pero incomprendidos. Dice que son ellas, Malinalli y Atotoxtli, las que cargan el relato.


La nostalgia que Enrigue siente por ese mundo que “se cargaron” los conquistadores la siente también el lector a pesar de que, entre sacrificios humanos, vicisitudes de olores y sabores y arbitrariedades del huei tlatoani (o emperador, en la lengua que nos impusieron los caxtiltecas) notamos que era un mundo en el que la supervivencia estaba reservada para unos pocos. Son estas contradicciones las que evidencian lo que Enrigue admite en la carta a su editora, con la que empieza el libro: este es un libro de un autor cuidadoso con los matices y que asume con gran peso su responsabilidad ante la representación de un evento que, todavía, es motivo de dolor en México.


Es gracias también a estos cuidados —y por ellos— que Tu sueño imperios han sido es un libro que se percibe más libre que Ahora me rindo y eso es todo, su anterior libro sobre la vida del apache Gerónimo.


Punks contra rockeros, psicodelia y glam rock. ¿Quién se esperaría algo así en una novela cuyo título es un verso de La vida es sueño, de Calderón de la Barca? “Tengo la impresión de que desde que se me puso el pelo blanco la gente me toma muy en serio. Yo siempre vi la novela como rockers contra punks. Siempre quise que ganaran los punks. Me choca mucho que ganaran los rockers en los libros de historia”.


Aunque —menos mal— este no es un libro de historia, los punks son los punks y los rockeros son los rockeros. La caída de Tenochitlán sucedió y el laberinto persiste.


Escucha la entrevista completa aquí.




432 visualizaciones0 comentarios

Comentarios


bottom of page